Manifiesto

Veinte Centavos surge por la necesidad de crear un espacio en el cual podamos escribir y debatir sobre diversos temas culturales. Literatura, música, cine y teatro serán nuestros temas habituales, y no dejaremos de lado la actualidad, en la que se combina el pasado y el futuro.Aprovechando la tecnología, creamos está revista virtual, este blog cultural, y esperamos que ustedes disfruten leyendo –y respondiendo- y nosotros escribiendo.

El tiempo es dinero

Por Santiago Valentino


En una extraordinaria escena de El Padrino, en su último diálogo antes de morir, Vito Corleone le confiesa a su hijo la inconsolable frustración que se lleva a la tumba: “Nos faltó tiempo. Un poco más. Por eso quise que fueras a la universidad. Para que no dependieras de los cerdos que mandan, para que algún día llegaras a ser alguien: senador Corleone, gobernador Corleone”. La respuesta de Michael es solemne y perfecta como las tragedias: “Ya vamos a llegar, papá, ya vamos a llegar”.

Cuando uno vuelve a ver esa escena, no puede dejar de pensar en Macri y en De Narváez. Y ahí es cuando la realidad supera nuevamente a la ficción: ambos son jóvenes, facheros, algo transgresores, tienen mucha plata y. fundamentalmente, les sobra tiempo. Parece que ahora, la Argentina pretende ser manejada por sus propios dueños.

Pero hay un tema que no me deja dormir. Según el Artículo 121 de nuestra Constitución, es una condición necesaria haber nacido en territorio argentino o ser hijo de ciudadano nativo para ocupar algún cargo en el Ejecutivo o el Legislativo. De Narváez es hijo de un colombiano y nació en Bogotá; ¿alguien me puede explicar como diablos va a ser para imponerse a esa norma si quiere ser Diputado o Presidente?. Cuestión de tiempo: si Menem logró reformar la Constitución para acceder a un segundo mandato consecutivo como Presidente, probablemente en un futuro no muy lejano la derecha argentina nos tenga reservada alguna maniobra similar.


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3 comentarios:

Nahue dijo...

De Narváez es un caso serio. A mi me hacer acordar al Kane de Welles, pero sin el talento, el carisma y el empuje del personaje del film. Un pobre tipo (alguién puede creer de "el colo" tiene amigos o algún tipo de amistad que no sea interesada) que utiliza los medios para lleger al poder. Y los utiliza de forma descarada. Tiene un diario y un canal que trabajan para posicionarlo desde hace años; y un diario que es un panfleto partidario.
Para colmo, nuestra querida clase media empieza a quererlo, "el colorado" cae simpático (y algo que no tiene es justamente eso). Se muestra como una persona que viene de afuera, ajena al terrible y corrupto mundo de la polìtica. Y desde ya, no menciona que financió la última campaña de Carlo I, que en su periodo como diputado aportó poco y nada, y que como empresario se cansó de hacer negocios con el Estado.
Hace unos días hice una promesa: si en el futuro, De Narváez llega a ser elegído gobernador de la provincia de Buenos Aires, me mudo de distrito.

Santi dijo...

Muy buen, Nahuel, en Capital te recibiremos con los brazos abiertos.
En mi breve entrada hay dos errores: no es el Art. 121 de la Constitución Nacional sino el art. 89 el que hace referencia a la nacionalidad del Presidente y, por otra parte, nada dice sobre el Poder Ejecutivo y el Poder Legislativo. El texto correcto es: "Para ser elegido Presidente o vicepresidente de la Nación, se requiere haber nacido en el territorio argentino, o ser hijo de ciudadano nativo, habiendo nacido en país extranjero; y las demás calidades exigidas para ser elegido senador". Eso inhabilitaría a De Narvaez a ser Presidente o Vice, pero no Diputado.
Abrazos.

Fer Serra dijo...

Voy a hacer el comentario más tonto, ya que no sé absolutamente nada de política.
Sinceramente, creo que a esta altura, ya no importa si es colombiano o no, ya tenemos 200 años de un país mal manejado por argentinos.
No lo defiendo para nada. Sabemos bien (sobretodo yo) que si gana va a ser por una buena campaña política en los medios, y la única manera de oponerse es hacer algo igual en contra, sin apelar a la Constitución, que como ya dijeron, se cambia si hay tiempo.