Manifiesto

Veinte Centavos surge por la necesidad de crear un espacio en el cual podamos escribir y debatir sobre diversos temas culturales. Literatura, música, cine y teatro serán nuestros temas habituales, y no dejaremos de lado la actualidad, en la que se combina el pasado y el futuro.Aprovechando la tecnología, creamos está revista virtual, este blog cultural, y esperamos que ustedes disfruten leyendo –y respondiendo- y nosotros escribiendo.

A propósito de Che, el argentino

Por Nahuel A. Billoni






Hace unos días se estrenó Che, el argentino, la última versión cinematográfica sobre la vida de Ernesto Guevara, quizás la más pretenciosa o la que intenta ser la definitiva. En esta ocasión el film nos cuenta el periodo que va desde la invitación de Fidel a formar parte del grupo hasta la victoria en Santa Clara.


Una vez de terminado de ver el film surge una pregunta: ¿Cómo se debe analizar la película sobre uno de los personajes políticos más importantes, polémicos e influyentes de buena parte del siglo veinte?


Si nos concentramos en la parte estética, es una obra impecable. Steven Soderbergh –el director- decidió encarar el film bajo un estilo símil documental: entrevistas, mucha cámara en mano (desprolija, juegos con el foco) . Además trabajó con varias películas, es decir, hay blanco y negro, mucho grano y altos contraste; es más, estas dediciones sirven para reforzar la idea de registro documental casi guerrillero.


El largometraje está hablado en castellano, esto le asigna realismo y cordura. Imaginen un Guevara hablando en ingles! O mejor busquen la versión de Halllmarck!! O la de Jack Palance y Omar Shariff!!!


El caso de las actuaciones es desparejo. Mientras que Benificio Del Toro consigue un Che creíble y logra trasladar la esencia del personaje; Demián Bichir, encargado de interpretar a Fidel Castro, realiza, no una actuación, sino una imitación que termina siendo burda y cercana al trabajo que podría hacer un Nito Artaza. También fue acertado buscar para la mayoría de los roles actores latinos.


En cambio, entre los desaciertos, figura que por momentos la historia se vuelve demasiado light, parece más una de aventuras y no logra transmitir la violencia, los miedos, y las inseguridades de la campaña. El punto más alto de esto se da en el vínculo entre Camilo Cienfuegos –que por cierto, no tiene la contextura física creíble para el momento que atravesaba su personaje - y Guevara. La relación pasa por ver quién conquista más que el otro, como si fuera una especie de juego, similar al de Gimli y Legolas en El Señor de los anillos. Estos hombres se estaban jugando la vida y veían morir a sus compañeros en el transcurso de su lucha, no es creíble que se presten a esas conversaciones.


Sin embargo, una vez que dejamos de lado los aspectos formales surge la polémica. Es un film que es imposible de ver sin una mirada política, por más descomprometida que sea. Es cierto, que la figura de Guevara es un icono usado hasta el hartazgo y que por eso no resulta más controvertida, pero la imagen del personaje y sus connotaciones se comen a la realización.


Encontraremos al espectador historicista que sólo se detendrá en los puntos que se asemejan a la realidad y esperará las diferencias pera castigar al film; el espectador de izquierda (o progre) que se enojara por la intromisión de los norteamericanos en la vida del héroe latinoamericano; el de derecha que se enojara porque los norteamericanos cuentan la vida de un terrorista (créanme, hay gente de este tipo), y el espectador que irá a ver de qué se trata la vida de este revolucionario.


Entonces, ¿cómo hay que analizar a Che, el argentino?


Primero hay que aceptar que es una buena película, con recursos desde la dirección muy interesantes, actuaciones buenas y malas y es lo más osado que puede hacer Hollywood sobre una figura como Guevara. Considerar que en esta primera parte no haya juicios morales, es más que valorable para una producción norteamericana. Cabe señalar que fue realizada con fondos europeos , pero sí se encuentra dirigida al público norteamericano.


Segundo, ¿alguién puede ir a ver el film como su fuera la vida de Ernesto Guevara? Es una película de ficción, si quieren investigar o conocerlo mejor vayan a los cientos de libros o documentales. Desde ya que va a ser una mirada imparcial y no del todo completa.


Por eso, sí existen personas que salen del cine indignadas… muchachos lo lamento, pero se trata de una versión, la verdad pasa por otro lado. ¿O alguien aprendió sobre Eva Perón viendo a Madonna embarazada cantando Don´t cry for me Argentina?


En última instancia, la película puede servir como disparador para los espectadores que hasta ahora no se habían interesado por la vida del Che.


Pero entonces, al fin de cuentas, ¿cómo se hace para analizar el film?





¿Cómo tiene el cine que tratar a estos personajes? No te olvides de dejar tu comentario.

El juego de Ulises (Dumont)

Por Adrián Lakerman


Con la muerte de Ulises Dumont me puse a pensar en un estilo de actor que está en extinción. En una forma de actuar y en un modo de vivir.

Ulises Dumont era un personaje gracioso en lo que desprendía, un nombre simpático, pero un tipo de actor muy serio. Su gracia estaba oficializada.
Dentro de la página http://www.cinenacional.com/ en una sección hay un juego llamado “Todos los caminos conducen a Ulises Dumont”. El mismo consiste en encontrar a algún actor o actriz que esté a más de tres pasos de distancia de Ulises Dumont. Por ejemplo, Gerardo Romano está a un paso, porque ambos actuaron en El año del conejo (1987). Selva Alemán, en cambio, está a dos pasos: actuó en El bruto (1962) junto a Ricardo Trigo, quien a su vez actuó en La gran ruta (1971) junto a Ulises Dumont.

Este juego para cinéfilos fanáticos ya existía en Estados Unidos protagonizado por Kevin Bacon. La cuestión interesante que comparten Dumont y Bacon son la amplia cantidad de películas que hicieron. Ulises dumont era un actor muy prolífico, hizo alrededor de 80 películas.

Toda esta curiosidad que trae el actor recientemente fallecido me hizo reflexionar varias cosas, una de ellas y la más importante es sobre la actuación. Los actores de la camada de Dumont tienen un estilo de actuación muy particular. Federico Luppi, Hector Alterio, Arturo Maly entre otros tenían y tienen una sola mascara, una sola forma de actuar. Son esos actores a los que la gente los cataloga como: “Hacen siempre lo mismo” o (esta me gusta más) “Siempre hacen el mismo personaje”. Y pensando y reflexionándolo es la verdad. Tuvieron una época de esplendor (los años70 y los 80) después y durante la dictadura. Y los personajes que solían interpretar eran tipos duros, pero no James Cagney o Humprey Bogart más del tipo argentino que la lucha, que se la banca, que transpira mucho en escena y que grita fuerte si es necesario hacerlo.

Pienso inmediatamente en los actores favoritos de mis amigos y de mi familia y en general no aparecen los actores mencionados. Pero si aparecen otros actores aparecen los de múltiples mascaras. Aparece Johny Deep, Sean Penn, Marlon Brando o Julio Chavez de los nacionales. Y está muy bien eso. Son Actores que tienen que ver con la multiplicidad de géneros, con la ductilidad y con qué pueden hacer cualquier cosa. Lo cual es verdad y totalmente valido.
Pero yo no quiero un actor que me maraville cuando veo una película, yo no quiero que termine la película, pararme y aplaudir un actor. Yo quiero otra cosa, quiero que no me pase nada con los actores pero que me guste la película. Si termino de ver un partido de fútbol y me acuerdo de quién es el árbitro, significa que dirigió mal porque lo note, me llamo la atención. Ojo cuando veo fútbol y sobresale Riquelme me maravillo y me paro y aplaudo, pero no es igual mi visión del cine que la del fútbol.

Por ejemplo, si salgo de una película y escucho a alguien que dice “que buena es la ambientación de los años 70”, eso habla mal de la ambientación y especialmente de la película. Si la película es buena ¿por qué mirar la ambientación? La película debe ser aburrida como para colgarse en la escenografía.

Quiero actores como Ulises Dumont, prefiero a un actor con un solo personaje pero que lo haga como la puta madre. Que lo haga como debe ser.
¿Qué opinas de la generación de actores de Ulises Dumont? No te olvides de dejar tu coementario.